El 9 de enero de 1818 nació Tommaso Reggio en Génova hijo del marqués Giacomo y la marqués Angela Maria Pareto; al día siguiente fue bautizado en San Lorenzo.
Interrumpe sus estudios de derecho, después de haber obtenido el título de licenciado en derecho, y decide consagrar su vida al servicio del Señor. Así que el 18 de septiembre de 1841 fue ordenado sacerdote por el cardenal Plácido Maria Tadini y celebró la Primera Misa en Gavi (Alessandria) en la Iglesia de S. Maurizio. Se adhiere a diversas congregaciones sacerdotales que promueven la cultura cristiana y la predicación popular.
Fue uno de los fundadores del primer periódico católico italiano Il Cattolico di Genova que, en 1851, se convirtió en Il Cattolico y, en 1861, en Stendardo Cattolico. El último número se publicará el 14 de marzo de 1874.
En 1851 fue nombrado abad de la Basílica de Santa Maria Assunta en Carignano. Es asistente espiritual de diversas asociaciones culturales y benéficas. Como franconiano es “Director de la doctrina de la noche” en la Iglesia de la Madre de Dios donde, desde el amanecer, está a disposición de los marginados que se avergüenzan de ir a la iglesia durante el día, y de los trabajadores. Es miembro de la sociedad de trabajadores de S. Giovanni Battista, la primera sociedad católica de ayuda mutua en Italia.
En 1877 por el Papa Pío IX fue nombrado obispo de Ventimiglia donde inició una renovación radical: se ocupó de la formación del clero y los laicos, aumentó la vida del seminario y creó instituciones en beneficio de los más pobres. En 15 años celebró tres Sínodos y se reunió con los fieles en tres visitas pastorales.
El 15 de octubre de 1878 fundó las Hermanas de Santa Marta .
En 1892 fue nombrado arzobispo de Génova. Ingresa oficialmente en la diócesis el 10 de agosto de 1892, participa en el X Congreso Nacional Católico y preside el de Estudios Sociales apoyado especialmente por él. En nueve años realizará dos Visitas pastorales y celebrará el Sínodo diocesano después de sesenta años.
22 de noviembre de 1901 a los 83 años murió en Triora donde había ido a inaugurar la estatua del Redentor en el Saccarello. Sus últimas palabras son: “Solo Dios, solo Dios me basta, que se haga la voluntad de Dios en todo”. Los genoveses abren una suscripción para erigir un monumento viviente en su honor y donar la suma de 14.000 francos franceses a las Hermanitas de los Pobres, recientemente convocadas por él a la diócesis para ayudar a los ancianos pobres.